Walter Bendix Schönflies Benjamin nació el 15 de julio de 1892 en Berlín-Charlottenburg, en el seno de una familia ashkenazí asimilada. Su padre fue primero banquero y luego anticuario y marchante de arte. Walter tuvo el primer contacto con el poder de la palabra, o así lo recordaba, con su madre, Pauline Schönflies, cuando de pequeño ella le contaba cuentos. Era sobrino del psicólogo William Stern y primo de la poetisa Gertrud Kolmar y del filósofo Günther Anders, marido de Hannah Arendt.
A la edad de 10 años empezó los estudios secundarios en el Friedrich Wilhelm Gymnasium berlinés y a los 12 por razones de salud la familia lo envía al internado de Hermann-Lietz-Schule de Haubinda en Turingia. En 1907 reanudó sus estudios en Berlín en el Friedrich Wilhelm Gymnasium, donde es influenciado por Gustav Wyneken, inspirador del movimiento republicano Freie Studentenschafte, quien le incita a alistarse en los Jugendbewegungen. En 1910 escribe sus primeros ensayos sobre pedadogía en Der Anfang, la publicación de este movimiento, bajo el pseudónimo “Ardor”.
En 1912 ingresa en la universidad de Friburgo para estudiar Filosofía e Historia del Arte. Se compromete con Grete Radat. En ese mismo año viaja a Italia y a poco de regresar es nombrado presidente de la Asociación de Estudiantes Libres de Berlín (Freie Studentenschafte), muy crítica con el nacionalismo alemán. En 1914, en desacuerdo con sus compañeros, se retira de las actividades del movimiento y de la revista Der Anfang.
Tras el estallido de la guerra se presentó como voluntario, aunque fue declarado no apto para el servicio. El suicidio de dos amigos combatientes le marca profundamente. Para pagarse sus estudios completa la asignación que se padre le pasa, traduciendo al alemán los Tableaux parisiens de Charles Baudelaire.
Se desplazó a Munich para continuar los estudios de filosofía en la universidad de esta ciudad, donde conoció a Rainer María Rilke y al matemático Gershom Scholem, afiliado al movimiento sionista, con quien hizo una gran amistad. Redactó un estudio sobre la poesía de Hölderlin. Entabla amistad con Theodor Adorno, filósofo judío máximo exponente de la Escuela de Francfort. En 1915 Benjamin reacciona contra un texto de su antiguo mentor Gustav Wyneken que anima a la juventud alemana a servir a la patria y rompe con él. En esa época conoce también al bibliotecario y escritor judío alemán Werner Kraft.
En 1916 rompe su compromiso con Grete Radt para vivir con Dora Pollack, hija del sionista vienés Leon Kellner, separada de su primer marido el periodista Max Pollack. En 1917 Benjamin es llamado a filas, pero se procura un certificado médico que dilata su incorporación. Se casa con Dora Pollack y pasa con ella un tiempo en un sanatorio en Dachau. Se trasladan a Suiza para que Benjamin siga los cursos de la Universidad de Berna, donde conoció a Ernst Bloch, filósofo marxista de las utopías, exiliado en Suiza por su ascendencia judía. Benjamin comienza una tesis acerca del concepto de crítica artística en el romanticismo alemán.
En 1918 la pareja tiene un hijo, Stephan y un año después consiguió su doctorado cum laude con la tesis Der Begriff der Kunstkritik in der deutschen Romantik, que se publicaría en 1920 en Berna.
Benjamin continua con sus traducciones de Beaudelaire que no cubren las necesidades familiares y regresan a Berlín. En 1921 comienzan sus desavenencias con Dora, de la que se separaría en 1930, y se traslada a Heidelberg, para conseguir, sin éxito, el acceso a la carrera académica.
En 1922 Hofmannsthal le publicó en Neue Deutsche Beiträge un ensayo sobre “Las afinidades electivas de Goethe”. Entre 1923 y 1925 Benjamin trabajó en su obra más amplia: otro ensayo, brillante aunque esotérico, sobre los orígenes del drama barroco alemán (Ursprung des deutschen Trauerspiels), un análisis filosófico de una forma artística históricamente determinada que constituye un ejemplo del método especulativo de su autor, cuyo pensamiento no se ciñe a la meditación de los clásicos temas de la filosofía, sino que brota de una aplicación al dato concreto cultural. Presentado el trabajo a la Universidad de Francfort, le fue negada la licencia profesional a que con ello aspiraba.
Walter Benjamin inició entonces una amplia colaboración en diarios y revistas que frecuentemente le deparó la oportunidad de viajar por Europa. En 1924 pasa una temporada en Capri, donde coincide con Bertolt Brecht defendiendo su concepto de "teatro épico”. Brecht le presenta a su ayudante Asja Lācis, directora escénica letona, con quien Benjamin mantiene una relación y se inicia en el marxismo, bajo la influencia de la obra del filósofo y político húngaro Georg Lukács Geschichte und Klassenbewusstsein. En el pensamiento de Benjamin, nunca cerrado en una ortodoxia, el concepto marxista de la enajenación ocuparía desde entonces un lugar esencial.
En 1925 Benjamin viaja a Francia, residiendo en París y más tarde en el departamento del Var. Luego en Mónaco, mientras traduce a Proust. En 1926 fallece su padre. Hace una rápida visita a Berlín y regresa a Francia.
Se le encargó la redacción del artículo "Goethe" de la Enciclopedia soviética, y durante el invierno de 1926-27 realizó un viaje a Moscú. Sus notas de viaje son consideradas como los mejores documentos críticos de la sociedad soviética de entonces. Vuelve a París y termina la traducción de À l'ombre des jeunes filles en fleurs, segunda parte de À la recherche du temps perdu ("En busca del tiempo perdido"). En 1928 el editor Rowohlt le publicó Ursprung des deutschen Trauerspiels, y el tomo de breves ensayos y reflexiones Einbahnstraße (“Dirección única”).
Benjamin estuvo unos meses en Ibiza y en Niza antes de regresar a Alemania, pero el triunfo electoral de Hitler y su asalto al Reichstag, hicieron que abandonara definitivamente el país el 17 de marzo de 1933. Primero, buscó refugio en Svendborg (Dinamarca) con Bertold Brecht y luego en San Remo donde vivía su ex-mujer.
Finalmente, emigró a París, donde empezó a colaborar con Theodor Adorno y Max Horkheimer recibiendo una ayuda del Institut für Sozialforschung de Francfort (entidad asimismo emigrada). En París estableció contacto con intelectuales y artistas alemanes refugiados, como Georg Lukács, Hannah Arendt, Hermann Hesse y Kurt Weil. Escribió sin descanso en condiciones económicas muy precarias en el texto que juzgaba el resultado de toda su labor: Paris, die Hauptstadt des XIX Jahrhunderts ("París, la capital del s. XIX"). Los primeros años como exiliado le resultaron muy duros; finalmente el Institut für Sozialforschung le dio el nombramiento de miembro y le abrió las páginas de su revista, donde aparecieron algunos de los mejores textos del autor, entre ellos Das Kunstwerk im Zeitalter seiner technischen Reproduzierbarkeit (“La obra de arte en la era de su reproductibilidad técnica”) en 1936. Preparó su libro monumental (e inacabado) Passagenwerk (“El Libro de los Pasajes”). Conoció a Georges Bataille y se inscribió en el Collège de Sociologie. En 1938 visitó por última vez a Bertold Brecht en Dinamarca.
En enero de 1938, en el puerto de San Remo, despedía a sus amigos Theodor y Gretel Adorno, quienen partían hacia Nueva York. Cuando éstos le aconsejaron que siguiese el mismo camino, Benjamin respondió: Hay posiciones por defender en Europa. En ese mismo año, su hermano Georg, médico y concejal comunista en Berlín, era detenido. A finales de febrero de 1939, la Gestapo retiró la nacionalidad alemana a Benjamin. No podía abandonar Francia sin un permiso de residencia otorgado por el país de destino que acreditase su condición de refugiado alemán. El 1 de septiembre de 1939 fue internado en un campo de concentración y posteriormente en un campo de trabajadores voluntarios en Nevers. A finales de noviembre, fue liberado gracias a la intervención de amigos intelectuales franceses y regresó a París, donde escribió su último libro, inacabado, Über den Begriff der Geschichte Thesen (“Tesis sobre la filosofía de la historia”).
En el inicio de la II Guerra Mundial y después de varios años de conflicto civil en España, Benjamin había pergeñado su tesis del “Ángel de la Historia” o Angelus Novus. Contempla ahí desolado las ruinas de la Historia arrasada por el huracán del progreso destructor y aniquilante, del que el hombre no puede escapar y que le arrastra hacia un futuro aterrador construido sobre las cenizas de la Humanidad.
En 1940, cuando la Francia de Vichy ya había firmado el armisticio con el Tercer Reich y las tropas nazis estaban a punto de entrar en París, en el mes de mayo abandonaba precipitadamente la ciudad (su apartamento había ya sido registrado por las autoridades). Al día siguiente, Hitler ocupaba París. Benjamin huye a Lourdes y de ahí a Marsella, ciudad donde tiene amigos. Se encuentra con Hannah Arendt y su marido Heinrich Blücher, con Arthur Koestler y con Hans Fittko, viejo amigo que le facilita la dirección de su mujer Lisa, quien se ha establecido en la localidad pirenáica de Portvendres para ayudar a los exiliados a abandonar Francia de forma clandestina a través de las montañas. Sólo existe una opción: alcanzar España a través de algún paso en los Pirineos, cruzar todo el territorio español hasta Portugal, y ahí embarcar hacia América. Este es el camino que siguen muchos exiliados. Después de muchas dificultades, Benjamin consigue en Marsella el visado del consulado americano que autoriza su entrada en los Estados Unidos, donde espera reencontrar a sus amigos Horkheimer y Adorno, y reanudar su trabajo para la Escuela de Frankfurt en América.
Con el visado, Benjamin parte en tren hacia Portvendres acompañado de la fotógrafa Henny Gurland (quien más tarde, ya en los Estados Unidos, se casará con Erich Fromm) y de su hijo Joseph. Los ha conocido en Marsella tramitando el visado. Una vez en Portvendres, Lisa Fittko les cuenta que existe un sendero poco transitado que cruza la frontera y llega hasta Portbou. A pesar de las dificultades de la ruta y de su frágil salud (Benjamin está enfermo del corazón), es la única salida posible.
La tarde del 24 de septiembre, discretamente, Lisa Fittko, Walter Benjamin, Henny Gurland y su hijo Joseph, realizan una prospección del camino. Benjamin, muy fatigado, decide pasar la noche a la intemperie, no se ve con fuerzas suficientes para regresar y efectuar de nuevo la misma ascensión el día siguiente. Pasa la noche, solo, en una zona de pinos. A primera hora de la mañana del 25 de septiembre, Lisa, Henny y Joseph inician el camino hasta reencontrarse con Walter. El camino, que empieza llano, se hace más escarpado convirtiéndose en una especie de senda cubierta de piedras hasta llegar a un viñedo vertical por la zona umbría de la montaña. Benjamin, en su estado de salud, necesita descansar un minuto cada diez de marcha. Al cabo de unas ocho horas, llegan a la cima donde pueden contemplar el mar azul oscuro. Y abajo Portbou. En este punto, Lisa Fittko se despide.
Tras siete años de exilio en distintos puntos de Europa (en siete años, 28 direcciones), Walter Benjamin se halla en Portbou (España). Los tres fugitivos se presentan en la comisaría de policía, situada en la estación, donde se les informa que, al carecer de visado de salida de Francia, serán entregados a las autoridades francesas al día siguiente, con lo que esto conlleva: la consecuente deportación a las autoridades alemanas. Esa noche, y bajo vigilancia policial, se alojan en el Hotel Francia. Benjamin, en la habitación número 3 y después de realizar algunas llamadas, toma una fuerte dosis de morfina (la lleva junto a él desde Marsella) y al día siguiente por la mañana, encuentran su cuerpo muerto sobre la cama. Es el 26 de septiembre de 1940.
El día anterior escribió la siguiente nota que entregó a su compañera de viaje Henny Gurland para que se la hiciera llegar a su amigo Theodor Adorno:
- Dans une situation sans issue, je n'ai d'autre choix que d'en finir. C'est dans un petit village dans les Pyrénées où personne ne me connaît que ma vie va s'achever (“En una situación sin salida, no tengo otra opción que ponerle fin. Mi vida se va a acabar en un pueblecito en los Pirineos donde nadie me conoce”
Si hubiesen llegado un día antes, hubieran obtenido el permiso de entrada al territorio español. Precisamente el 25 de septiembre había llegado un cambio de órdenes. Si hubiesen tardado un día más, probablemente tampoco los hubiesen detenido, o como mínimo, a los compañeros de viaje de Walter Benjamin se les permitió seguir el camino, aunque quizá tuvo algo que ver en esa decisión el impacto que causó en las autoridades policiales del pueblo la muerte del señor alemán. Al cabo de unos días, embarcaban hacia América.
Walter Benjamin, el filósofo que soñaba con una cultura europea universal, más justa y humana, alejada de los autoritarismos y el consumismo, que intentó fusionar el marxismo y el judaísmo, expiró a los 48 años de edad en esa modesta pensión con mínimas posesiones. Una maleta de piel, un reloj de oro, una pipa, un pasaporte expedido en Marsella por el American Foreign Service, seis fotografías tamaño de carné, una radiografía, unas gafas, varias revistas, diversas cartas, unos cuantos papeles y algo de dinero: éstas eran sus pertenencias, según la documentación del juez que firmó su muerte. Ese dinero sirvió para pagar el entierro en el nicho 563 de la zona católica del cementerio de Portbou, así como la factura del "Hotel Francia", según la documentación reunida por David Mauas en su documental “Quién mató a Walter Benjamin”, rodado en esa localidad.
Si en el pueblo, la muerte del viajero extranjero se tiñó de leyenda, para otros, un final libremente escogido, se convertía en la rebelión más auténtica contra el terror nacionalsocialista por parte de quien había sido uno de los pensadores más lúcidos de la modernidad. Sin embargo, en la muerte de Benjamin, nada se halla definitivamente cerrado. El escritor Stuart Jeffries, en su artículo Did Stalin Killers liquidate Walter Benjamin?, publicado por el diario británico The Observer el 8 de julio de 2003, sostenía la hipótesis de que Benjamin fue asesinado por agentes soviéticos en connivencia con los nazis gracias al pacto de no agresión firmado entre la Unión Soviética y Alemania el 23 de agosto de 1939.
Por otro lado, la guía en la ruta, Lisa Fittko, que murió en el año 2005, siempre había hablado de una maleta con un manuscrito que Benjamin custodió durante el viaje como un tesoro de gran valor. ¿Contenía un último manuscrito? La maleta no se ha encontrado nunca, se desconoce su destino. Aun así, en el acta del juez donde se detallan los bienes, no consta ningún manuscrito
En 1944 y como homenaje a Walter Benjamin se erigió en Portbou un monumento obra del escultor israelí Dani Karavan titulado ‘Pasajes’: ”unas escaleras que van a dar al mar y hablan de horizontes y viajes", en definición del autor. La ópera Shadowtime con música de Brian Ferneyhough y libreto de de Charles Bernstein recuerda la muerte del filósofo Benjamin.
En 1955 apareció una colección en dos tomos de los escritos del autor, dirigida por T. W. Adorno, al cual se debe particularmente la difusión de la obra y el pensamiento de su amigo.
Los ensayos de Benjamin sobre temas estéticos y literarios desde un punto de vista marxista ejercieron una gran influencia en su época y son considerados clásicos. Benjamin afirma que el auge del fascismo y la sociedad de masas son síntomas de una era degradada en la que el arte sólo es una fuente de gratificación para ser consumida, pero que podía servir de vehículo de difusión del comunismo y concienciar así a las masas. Acuñó el término "percepción aura", que denota la facultad estética mediante la cual la civilización puede recuperar una apreciación del mito. El término ‘aura’ surge en el discurso estético de Benjamin en su última época como un aviso del peligro que corre la obra de arte por su mercantilización y su reproducción masiva.
Benjamin, admirador de Kafka y de Klee, no cesó de recorrer Europa entre guerras sin dejar de escribir, buscando ser entendido y reconocido.
MAG/24.01.2017
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