domingo, 20 de noviembre de 2016

Maimónides




Moses ben Maimon, llamado Maimónides por los cristianos y RaMBaM (acrónimo de la iniciales de su nombre en hebreo) por los judíos, nació el 30 de marzo de 1135 en Córdoba, capital de la España árabe, en el seno de una distinguida familia judía. Su padre, Maimum, un erudito formado en Lucena por rabí Yosef ha-Leví ibn Migash, ejercía como letrado y príncipe de la judería, descendía de jueces rabínicos, estudiosos y dirigentes comunitarios y en concreto decía proceder del Rabí Yehudá ha-Nasí, de la segunda mitad del siglo II, redactor de la Mishná. Su familia materna, por el contrario, era de humilde condición; su madre, que murió al darle a luz, era la hija de un carnicero; y su padre se volvió a casar.

Maimónides realizó sus primeros estudios bíblicos y talmúdicos en la escuela sinagogal. Estudió matemáticas y medicina según la enseñanza árabe. Tuvo una buena formación en filosofía, teología, ciencias y medicina. 

Conquistada Córdoba en 1148 por los almohades, que instalaron la intolerancia en al-Ándalus imponiendo las leyes del Islam tanto a cristianos como a judíos, la familia de Maimónides decidió emigrar junto a su familia. Se trasladaron primero a Almería, donde dio cobijo en su casa a su maestro Averroes, hasta trasladarse en 1160 con sus hijos a Fez. Allí residió durante solo cinco años, debido a la intolerancia almohade que les obligó a exiliarse, durante unos meses, en Palestina y finalmente en Egipto: primero en Alejandría y luego en Fustat (el viejo Cairo) en 1165. A pesar de su emigración, Maimónides se consideró siempre un sefardí.

En El Cairo el último rey fatimí, al-‘Adid, nombró a Maimónides su médico personal. Tras ser derrotado aquél  por  Saladino I en 1171, el nuevo sultán de Egipto y Siria confía también a Maimónides el cuidado de su salud. Más tarde fue médico de palacio con el visir al-Fadl, hijo mayor de Saladino.

Maimónides llegó a ser rabino principal o nagid de la comunidad judía de Egipto en 1177, asentando la teología judaica sobre los principios de la razón según la filosofía aristotélica, papel comparable al que cumplieron Averroes en el Islam y santo Tomás en el cristianismo. 

Como judío en territorio islámico tuvo una vasta formación en ambas culturas: la tradicional judía y la árabe profana (con sus incorporaciones de la griega), escribiendo tanto en hebreo como en árabe, en una prosa que se caracteriza sobre todo por la sistematización y la claridad expositiva.

De Maimónides surgiría el movimiento intelectual judaico de los siglos XIII y XIV que se extendió por España y el sur de Francia. Partidario del realismo teológico ha llegado a ser considerado precursor de las ideas de Spinoza, pero filosóficamente no se le considera muy original por seguir básicamente a Aristóteles, apartándose de él en puntos que parecen contradictorios a las creencias y tradiciones judías. Por lo tanto, su carácter es conciliador.

La fama de Maimónides se cimentó en tres pilares: la medicina, la filosofía y la religión hebrea.

Su obra médica se caracteriza por una inclinación al empirismo. Entre las grandes obras médicas de Maimónides destaca un grupo de libros destinados a comentar, divulgar y polemizar, a veces, las obras de sus antecesores. Entre ellos están: Extractos de Galeno, Comentarios sobre los aforismos de Hipócrates, Aforismos médicos de Moisés y el Tratado de dietética e higiene, que será modelo de otros escritos de ese estilo redactados en la Europa medieval. Estas obras de carácter médico fueron escritas en árabe y rápidamente traducidas al hebreo y al latín, siendo estas últimas versiones las que se difundirán por el mundo cristiano de la época. 

A juzgar por las continuas menciones en sus escritos, Maimónides se inspiró en la lectura de Hipócrates, Galeno y Aristóteles, y de los grandes sabios árabes, Rhazes de Persia, al-Farabi y el médico hispano-árabe Ibn Zhur. Su fama de sabio le llevó a ser médico de poderosos señores, pero jamás se olvidó de los pobres. Maimónides describe así un típico día de trabajo: 

Mis deberes con el Sultán son una pesada carga. Estoy obligado a visitarlo cada día y cuando uno de sus hijos, o alguna de las mujeres de su harén, está indispuesto. No me atrevo a salir de El Cairo porque debo pasar una gran parte del día en palacio. Llego a El Cairo muy temprano e, incluso cuando no sucede nada de importancia, no regreso a Fustat hasta la tarde, hambriento y fatigado. Al llegar encuentro la antesala de mi casa llena de gente… converso con ellos y receto mientras permanezco echado por culpa de la fatiga. Cuando cae la noche estoy tan exhausto que apenas me quedan fuerzas para hablar…

Maimónides escribió tratados sobre las hemorroides y el asma. En este último recomienda a los asmáticos huir del aire contaminado de la ciudad, vivir en pisos altos y ventilados, con las habitaciones alejadas de las letrinas. “El aire puro – dice Maimónides- es la regla más importante para la preservación de la salud del cuerpo y del espíritu“.

A petición de un sobrino de Saladino, que deseaba aumentar su potencia sexual, Maimónides escribió su Tratado sobre las relaciones sexuales . Es una obra extensa en la que, entre otros muchos temas, describe drogas útiles como afrodisíacos, aconseja moderación en la actividad sexual y describe la fisiología de los sexos.

Escribió un Tratado de los venenos y sus antídotos (1199) que fue empleado como texto de toxicología durante toda la Edad Media. En él habla de los tratamientos contra las mordeduras de las serpientes y describe los síntomas de envenenamiento causado por diferentes tóxicos.

Convencido de que la mejor forma de prevenir las enfermedades consiste en llevar una vida sana, tener costumbres saludables y evitar los excesos, escribió una serie de recomendaciones higiénicas y dietéticas en su obra El Régimen de la salud.

En cuanto a su pensamiento filosófico, Maimónides trata de conciliar el enfoque hebreo, el aristotelismo y el neoplatonismo.

Su pensamiento filosófico considera demostrable la existencia de Dios como Ser Necesario en cuanto primer motor y causa del mundo. Comparte con el filósofo musulmán Avicena la cosmovisión de esferas celestes regidas por Inteligencias separadas. La última de las cuales es el agente que ilumina a los hombres de corazón bien dispuestos.

Entre los pensadores latinos medievales se considera que la perspectiva de Maimónides es agnóstica pues afirma la imposibilidad del conocimiento de las características o atributos de Dios por superar su naturaleza la capacidad humana de comprensión.

Una de las preocupaciones de Maimónides era demostrar que la filosofía y la religión no eran incompatibles sino que podían armonizar entre sí, principal objetivo de su obra la Guía de los Perplejos, dirigida a aquellas personas confusas o perplejas por las aparentes discordancias entre filosofía y religión, es decir entre el aristotelismo y neoplatonismo, y el Tanaj hebreo.



En Guía de los perplejos, escrita en árabe (c. 1190), intentó armonizar fe y razón, reconciliando la filosofía de Aristóteles con la verdad literal del Antiguo Testamento para lo que se apoya en filósofos árabes como Averroes y Avicena. La obra tuvo una gran influencia en filósofos cristianos como santo Tomás de Aquino. Su utilización de un método alegórico, aplicable a la interpretación bíblica, que minimizaba el antropomorfismo, fue condenada durante varios siglos por muchos rabinos ortodoxos. Sufrió continuas dificultades y persecuciones, tanto por parte de los musulmanes (denunciado como apóstata del islamismo, sólo la protección personal del visir de Saladino, al-Fádil, le salvó de la muerte), como de los judíos tradicionalistas que recelaban de su tendencia racionalista. La diversidad de análisis en la interpretación, sobre todo referida al análisis de los textos sagrados hebreos, será una constante en la obra de Maimónides, en la que insistirá repetidamente en su “Guía de los Perplejos”, como deja escrito ya en la introducción de su obra:

Aclarar ciertas metáforas oscuras que se hallan en los Profetas, y que algunos lectores ignorantes y superficiales, toman al pie de la letra. Aun las personas enteradas se descarriarían y confundirían si entendieran estos pasajes en su sentido literal; empero, se sentirán por completo aliviados de su confusión y descarriamiento cuando les expliquemos las figuras o simplemente les indiquemos que las palabras se emplean en sentido alegórico.

La Guía de los Perplejos” es, posiblemente, el texto que más fama le dio a nivel general y no solo dentro de la comunidad judía. En su obra más importante, La Guía de Perplejos. Según Maimónides la tarea de la filosofía es confirmar racionalmente las verdades de la religión.

Se trata ante todo de una cuestión de lingüística y de interpretación. Según el autor aplicando el nivel interpretativo adecuado las discordancias desaparecen: “… en toda palabra hay un doble sentido, el literal y el figurado, siendo el uno tan valioso como la plata, pero más precioso todavía el sentido oculto; de suerte que la significación figurada está respecto de la literal en la misma relación que el oro a la plata”. 

Maimónides no sólo describe al principio el doble sentido de toda palabra, que es la pieza básica de la comunicación oral y escrita, sino que, a continuación, muestra mediante ejemplos cómo esos dos sentidos implican dos niveles diferentes de información. Niveles que pueden ser del todo diferentes o complementarios.

En La Guía de Perplejos Maimónides estimula la especulación creativa desde el conocimiento:

"Si deseas comprender todo cuanto este libro contiene, de manera que nada escape a tu noticia, considera los capítulos con orden y método. Cuando estudies cada uno de ellos, no te contentes con entender el principal asunto que trate, mas presta atención a cada término de los que en el capítulo se mencionen, aunque te pareciere no guardar relación con el tema. Porque lo que he escrito en este libro, es fruto de profundo estudio y gran diligencia, no mero capricho nacido de alguna sugestión momentánea. Especial cuidado he tenido de que no quede por esclarecer nada de lo que pueda parecer dudoso. Todo cuanto se menciona tiene su finalidad, de suerte que cada observación se verá que contribuye a ilustrar la doctrina esencial del respectivo capítulo. No lo leas superficialmente, que con ello me ofenderías a mí, y no sacarías provecho alguno”.

Esta invitación al análisis crítico se realiza presentando la propia obra como ejemplo, pero, en realidad es una invitación a extender tal tipo de análisis a todo tipo de texto. Digamos que es una forma sutil por parte de Maimónides de sugerir también ese tipo de lectura, que obliga a un procedimiento racional, tanto a las Escrituras Sagradas como a las obras de los filósofos y, casi por extensión, a cualquier obra.

Refiriéndonos ahora a su tercer pilar, su contribución a la evolución del judaísmo ha hecho que se le considere el filósofo judío más importante de la Edad Media, conocido con el sobrenombre de segundo Moisés.

Su gran obra en el campo de la legislación judía es el Mishné Torá (Repetición de la ley),  también llamada El Código de Maimónides, desarrollada en 14 libros y escrita entre 1170 y 1180 en hebreo para que la comunidad internacional de judíos pudiesen leerlo sin tener que saber el árabe. Maimónides se dedica a recopilar, glosar y mostrar una tradición en un lenguaje que ha de ser atemporal a fin de evitar anacronismos. Esta serie de reflexiones sobre el código de leyes religiosas judías es todavía consultada como interpretación de la Mishná, una de las partes del Talmud. 

Copio una reflexión del capítulo 11: «¿Puede haber mayor piedra de tropiezo que eso [el cristianismo]?. Todos los profetas hablaron del Mesías como el redentor de Israel y su salvador […] [Por el contrario, el cristianismo] mató por la espada a los judíos, dispersó y humilló a los que quedaron, alteró la Torá y apartó del camino a la mayor parte del mundo para que sirviera a otro dios en vez de a Adonai».

Maimónides formuló también los Trece artículos de fe, adoptados posteriormente como credo oficial por el judaísmo: 

1) Dios es el Creador y Gobernante de todas las cosas. Él solo ha hecho, hace y hará todas las cosas.
2) Dios es uno. No hay ninguna unidad como la suya.
3) Dios no tiene cuerpo. Los conceptos físicos no le son aplicables.
4) Dios es primero y último.
5) Es propio orar solo a Dios. No debe orarse a nadie ni a nada más.
6) Todas las palabras de los profetas son verdaderas.
7) La profecía de Moisés es absolutamente verdadera. Fue el principal de todos los profetas, tanto anteriores como posteriores a él.
8) La Torá completa que ahora tenemos es la que Moisés recibió.
9) La Torá nunca cambiará y Dios nunca dará otra.
10) Dios conoce todos los hechos y pensamientos del hombre.
11) Dios premia a quienes guardan Sus mandamientos y castiga a los que los transgreden.
12) El Mesías vendrá.
13) Los muertos serán resucitados.

Maimónides también escribió sobre astronomía, lógica y matemáticas y en su juventud poesías religiosas y una epístola en árabe. Es considerado el principal pensador científico judío de la Edad Media.

Moses ben Maimon falleció en El Cairo el 12 de diciembre de 1204. Años más tarde su tumba fue traslada a Tiberíades (Israel en la actualidad), bajo un moderno mausoleo.

MAG/20.11.2016


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