Isaac Bashevis Singer nació en el pequeño pueblo de Leoncin (Polonia, Imperio ruso) en el 21 de noviembre de 1902 (aunque él daba la fecha del 14 de julio de 1904 para evitar el servicio militar). Isaac era el tercer hijo de una familia judía religiosa, su padre y sus abuelos eran rabinos. Su padre vinculado a la tendencia jasídica y la familia de su madre, Bathsheba, a la corriente racionalista de los mitnagdim, que no abraza el Talmud como en el jasidismo. Sin embargo, en su hogar la realidad cotidiana se fusionaba con la mística. “En casa se hablaba todo el tiempo de espíritus que tomaban posesión de seres vivientes, de almas perdidas y reencarnadas, de cuevas habitadas por demonios…”. Todos en su familia contaban historias y el joven Isaac empezó a inventar sus propias historias. Isaac también leía las populares novelas del detective Max Spitzkopf y su ayudante Fuchs, escritas en yiddish.
Como conocía el ruso, también leyó obras de Turguenev y Tolstoi. aunque es “Crimen y Castigo” de Dostoyevski, la que sin duda ejerció más influencia en las obras de Singer.
En 1907 la familia se trasladó a otro pueblo próximo, Radzymin, donde su padre fue nombrado jefe del tribunal rabínico. Un año más tarde la Yesivá, centro de estudios de la Torá y el Talmud, fue incendiado y la familia se trasladó a un barrio humilde de habla yiddish en Varsovia, donde Isaac fue educado en la tradición judía mediante el estudio de los textos en hebreo y arameo. En 1917, debido a las severas privaciones derivadas de la I Guerra Mundial, la familia se separa. Su madre decidió trasladarse, con sus hijos Isaac y Moshe, a la casa de su hermano en Bilgoray, un típico shtelt en la frontera austríaca, de donde era oriunda.
En 1921 Isaac regresa a Varsovia junto a su padre e ingresa en el Seminario Rabínico de Tachkemoni, que pronto abandona. Vuelve a Bilgoray donde trata de mantenerse dando clases de hebreo. No lo consigue y se siente fracasado.
Su hermano mayor, Israel, que en Varsovia es el editor de una revista literaria en yiddish en la que él mismo escribía, la Literarische Bletter, ofreció a Isaac trabajar como corrector de pruebas. Isaac aceptó y se trasladó en 1923 a Varsovia, donde comenzó su carrera literaria: ante la disyuntiva de escribir en hebreo o en yiddish optó por éste último, porque "es la lengua que tiene más palabras para definir a un pobre”. Isaac traduce al yiddish la novela de Gabriele D’Annunzio, Il piacere (“El placer”), Der Zauberberg (“Montaña Mágica”) de Thomas Mann y otras obras de Stefan Zweig, Karin Michaelis y Erich Maria Remarque.
Se hace amigo de Aaron Zeitlin y otros escritores jóvenes, cuyas inquietudes se dividían entre el sionismo y el bolchevismo, comenzando a interesarse por lecturas alejadas de la ortodoxia judía (Platón, Aristóteles, Schopenhauer y Kant, entre otros filósofos y autores como Maupassant y Chéjov). Pero el pensador que más influyó en su concepción del mundo y en su literatura fue Baruch Spinoza.
En 1933 se publica en Varsovia su primera novela por fascículos, Satán en Goray, aparecida en la revista literaria Globus, co-fundada por él y por su amigo Aaron Zeitlin. Narra los sucesos acaecidos en 1648 en el pueblo de Goray, muy próximo a Bilgoray, donde un tercio de la población judía fue asesinada por los cosacos.
En 1935, cuatro años después de la invasión de Polonia por Hitler, Isaac Singer, consciente de los inminentes peligros que se ciernen sobre Europa, decide exiliarse a Estados Unidos. En camino hacia América visitó París, que le pareció "una ciudad tan alegre como el carnaval de Purim" (festival judío en el que se conmemora la leyenda de Esther).
Su pareja Runia Pontsch, de ideología comunista, y el hijo de ambos, Israel Izmar, emigran a Moscú. Runia, denunciada como sionista fue expulsada de la URSS y viaja a Turquía, con la intención de trasladarse a Tel Aviv. Finalmente los tres se encontrarían en Israel en 1955.
En Nueva York se reúne con su hermano, el conocido escritor Israel Joshua Singer, quien lo pone en contacto con The Jewish Daily Forward, el más prestigioso diario yiddish de la época, donde Isaac es contratado como periodista y columnista. Para ese entonces vivían en Nueva York aproximadamente dos millones de judíos y el Forward imprimía una tirada diaria de 250.000 ejemplares.
En 1943 Isaac Singer se convirtió en ciudadano estadounidense. Las noticias que llegaban de Europa, incluyendo la aniquilación de su madre y de su hermano menor, Moshe, tras ser deportados a Kazajistán por las autoridades soviéticas lo marcaron para siempre. En 1945 se agudiza su desesperanza con la muerte prematura por trombosis de su hermano Israel, a quien dedica su obra The Family Muskat, publicada en ese año. Su única hermana, Hinde Esther, casada Kreitman, también escritora, vive en Amberes (la ve solo una vez en Inglaterra en 1947, donde murió en 1954). En cuanto a su hijo Israel, le gustaría adoptarlo pero Runia se niega.
En 1938, Isaac Singer conoció a Alma Haimann (casada y divorciada Wassermann), una refugiada judía procedente de Munich, que trabaja en una tienda de ropa de prestigio, con quien vivió hasta su muerte. Ella ya tiene dos hijos y no habla yiddish. Se casaron en 1940 y el enlace le devolvió la energía convirtiéndose en un prolífico escritor bajo los seudónimos de Bashevis, Warszawski y D. Segal.
En 1953 su relato Gimpel the Fool and Other Stories (“Guimpel el simple”), traducido por Saul Bellow y publicado en la Partisan Review, lo coloca en camino al éxito.
Revistas como Harper’s, The Saturday Evening Post, Playboy, The Reporter y otras se disputan sus textos. Traducida al inglés y a diversos idiomas, su obra adquiere renombre internacional. El gran público se acerca nuevamente a la literatura yiddish a través de las traducciones.
Algunos de sus lectores y críticos se sorprenden por la visión tolerante de Singer con la naturaleza humana. Escribió sobre la homosexualidad en Zeitl and Rickel, sobre el travestismo en Yentl the Yeshiva Boy y sobre los rabinos corruptos en Zeidlus the Pope.
Isaac Singer publicó 18 novelas, 14 cuentos para niños, memorias, ensayos y artículos.
El mago de Lublin (1960), traducida a varios idiomas, habla de un mago lujurioso y su transformación hacia la expiación por autorreclusión. Con Shosha (1978), narra una historia de amor en la Polonia en los años treinta, vuelve a narrar la calle Krochmalna en la que creció. Entre las colecciones de relatos hay que recordar también a Un amigo de Kafka (1970), La muerte de Matusalén y otros cuentos (1988). Entre las historias y novelas autobiográficas: En el tribunal de mi padre (1966) y Amor y Exilio (1984).
Sus personajes, al igual que su creador, se debaten entre lo sagrado y lo profano. Los demonios, asociados a las pasiones y a la sensualidad, pueblan insistentemente su mundo de ficción, reflejando su percepción de la realidad circundante y su propia, desgarrada, vida interior. Lo justificaba diciendo: “Siempre he sentido que Dios ha sido muy mezquino al concedernos sus dones. No nos ha dado ni la suficiente inteligencia ni la necesaria fuerza física, pero ha sido extravagante con las pasiones. Todo ser humano ha recibido tantas y tan violentas, que aún un pobretón es millonario en emociones”. Tal vez el encanto de su obra se debe, por lo menos en parte, a la feliz combinación entre sus raíces ancestrales judías y un estilo modernista, consecuencia de las influencias contemporáneas europeas, que le confirieron significación universal. Si bien no fue en su época ni en su medio el único escritor prestigioso en yiddish, ni tampoco el único traducido al inglés, fue indudablemente el que alcanzó la más amplia difusión.
Podría decirse que Isaac Singer fue un hombre afortunado, y no obstante, su obra lo delata como un escritor desgarrado. Su mirada contempla, irremediablemente, un mundo reducido al nihilismo moral. En su cuento El último demonio pone en boca de su protagonista las siguientes palabras: “Cuando el hombre mismo es un demonio no hacen falta más demonios…”. De todos modos, consecuente con sus historias acerca de espíritus y almas en pena, nunca creyó seriamente en la muerte. Creía en la reencarnación, que justificaba desde una lógica de economía divina: “Dios no enviaría las almas al mundo solo por una vez…”. Isaac Singer desarrolló su propia filosofía religiosa, que denominó “misticismo particular”, y definía de la siguiente forma: “Puesto que Dios es completamente desconocido y está eternamente en silencio, Él podría vincularse con cualesquiera ritos que uno utilizara para acercarse a Él.”
Singer fue un destacado vegetariano en los últimos 35 años de su vida. En su última historia, The Slaughterer (“El matarife”), describe la angustia de un matarife tratando de conciliar su compasión por los animales con su tarea de darles muerte.
A pesar de no escribir en ingés, en 1974 Isaac Bashevis Singer recibió el National Book Award estadounidense por su obra “La Mansión” y en 1978 el Premio Nobel de Literatura por la creación de una notable obra literaria en idioma yiddish. Estas son palabras que pronunció al recibir el Premio Nobel:
“Your Majesties, Your Royal Highnesses, Ladies and Gentlemen,
People ask me often, ‘Why do you write in a dying language?’ And I want to explain it in a few words.
Firstly, I like to write ghost stories and nothing fits a ghost better than a dying language. The deader the language the more alive is the ghost. Ghosts love yiddish and as far as I know, they all speak it…”.
(Sus Majestades, su Alteza Real, Damas y Caballeros:
Me preguntan con frecuencia por qué escribo en una lengua a extinguir. Y quiero responder aquí en unas pocas palabras. En primer lugar porque me gusta escribir historias de espíritus y nada es más apropiado que con una lengua de fantasmas. Cuanto más muerto está el idioma, más vivo está el espíritu. A los fantasmas les encanta el yiddish y hasta donde yo sé todos ellos lo hablan …”).
En 1981 Singer recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de Albany. También otro de la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Isaac Bashevis Singer falleció el 24 de julio de 1991 Surfside (Florida) tras sufrir una serie de infartos. Fue enterrado en el cementerio judío de Cedar Park en Emerson (New Jersey).
Cuatro films cinematográficos se han basado en sus obras, tres calles, una en Surfside, otra en la ciudad de Nueva York (86ª W) y otra en Lublin (Polonia) llevan su nombre en su honor. La Universidad de Miami ha instituido una beca con su nombre.
MAG/28.05.2017